CONTENIDOS de la Unidad 9
PRESENTACIÓN de la Unidad 9
KAHOOT sobre la Unidad 9
EXAMEN de la Unidad 9
- Saber DÓNDE se elaboró la primera Constitución española.
- Explicar el Tratado de Fontainebleau.
- Conocer el mapa de la independencia de América.
- Saber cómo se realizaron las abdicaciones de Bayona y quién las organizó.
- Conocer cuál fue la EVOLUCIÓN en la actitud de Godoy hacia Francia.
- Conocer conceptos históricos:
- Afrancesados.
- Guerra de guerrillas.
- Motín de Aranjuez.
- Batalla de Trafalgar.
- Criollos.
CONTENIDOS DEL TEMA:
EL GOBIERNO DE
GODOY
El 14 de
diciembre de 1788 murió en Madrid Carlos III y le sucedió su hijo, Carlos IV,
de talante político bien distinto al de su padre. Si Carlos III representaba el
modelo ideal de monarca del despotismo ilustrado, con Carlos IV existió lo que
algunos autores denominan “despotismo ministerial”, ya que el verdadero poder no
lo ejercía el rey, sino el primer ministro, Manuel Godoy.
La postura de
Godoy respecto de la Revolución francesa fue evolucionando con el tiempo. En un
principio, declaró la guerra a Francia, pero fue derrotado y tuvo que firmar en
1796 el Tratado de San Ildefonso, que unió a España y Francia contra
Gran Bretaña. Este tratado era como una “reedición” de los Pactos de Familia del
s. XVIII. Pero finalmente los británicos lograron destruir la flota
franco-española en la batalla de Trafalgar (1805). Esto tuvo como
consecuencia el final de la hegemonía española en los mares (y el inicio de la
hegemonía marítima británica).
EL MOTÍN DE
ARANJUEZ (1808)
En 1807 Godoy
firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, que permitía a las
tropas francesas su paso por España para conquistar Portugal, país aliado de
Inglaterra. El objetivo era dividir Portugal en tres partes, una de las cuales
sería para el propio Godoy. Con ese pretexto, Napoleón dispuso sus tropas en
distintas partes de España, lo que causó las sospechas de la población española.
La gente podía ver con claridad cuál era la verdadera intención de Napoleón: quedarse
en España e incorporar la Corona española a sus dominios.
Cuando Godoy
finalmente comprendió el peligro que se avecinaba, intentó trasladar al rey a
Andalucía, desde donde se podría refugiar en América. Pero antes de hacerlo, en
marzo de 1808, estalló el motín de Aranjuez, en el palacio de Aranjuez, donde
se encontraba el rey. El origen del motín está en el partido fernandino, es
decir, el grupo de nobles que apoyaban al príncipe Fernando contra su padre el
rey Carlos. Godoy tuvo que escapar de allí y Carlos IV fue obligado a abdicar
en su hijo, que subió al trono como Fernando VII.
LAS ABDICACIONES
DE BAYONA
Las rencillas
internas de la familia real española fueron aprovechadas de manera hábil por
Napoleón, quien consiguió, combinando presiones y maniobras diplomáticas,
atraer a la ciudad de Bayona, en el sur de Francia, a Carlos IV y a Fernando
VII, en 1808. Una vez en Bayona, Napoleón nombró rey de España a su hermano José Bonaparte, aunque mediante una
fórmula que mantenía la apariencia de legalidad: Fernando VII devolvía el trono
a su padre, Carlos IV; Carlos renunciaba a él en favor de Napoleón; y este, finalmente,
lo cedía a su hermano José, que se convertía así en el rey José I de España. Este
momento se conoce como las “abdicaciones
de Bayona”.
9.2. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
El 2 de mayo de 1808, cuando los franceses
sacaban al hijo pequeño de Carlos IV del Palacio de Oriente en Madrid, para
llevarlo a Francia, el pueblo madrileño se rebeló y comenzó un levantamiento
popular, que fue reprimido por las tropas francesas con extrema dureza. El 3 de
mayo muchos de los rebeldes del día anterior fueron ejecutados, como podemos
ver en el cuadro de Goya “Los fusilamientos del 3 de mayo”. Estos hechos
provocaron una insurrección en muchas partes de España.
La Guerra de la
Independencia fue una guerra de liberación contra un invasor, pero también fue
una guerra civil, ya que un sector de la población aceptó la legitimidad de
José I Bonaparte. Así, el territorio español quedó dividido en dos partes, bajo
el control de cada bando:
·
La España de José I era el territorio ocupado
por el ejército napoleónico, que contaba con el apoyo de los llamados “afrancesados”, que buscaban una
modernización política y social, y pensaban que José I podría traer las ideas
de la Ilustración y un sistema similar a la República francesa.
·
La resistencia contra los franceses se basaba en
la guerrilla popular (táctica muy efectiva contra ejércitos grandes y
mejor organizados, como el ejército francés), y tenía la ayuda militar de los
ingleses, que entró en la península para luchar contra Francia. Este bando quería
la vuelta al trono de Fernando VII, pero en él había dos tipos de posiciones
políticas contrarias:
o Los absolutistas,
partidarios de Fernando VII como monarca absoluto del Antiguo Régimen.
o Los liberales,
que apoyaban a Fernando VII pero en una nueva monarquía, de tipo constitucional.
En los
territorios rebeldes el poder se organizó en Juntas locales y luego
provinciales, formadas muchas veces por los antiguos miembros de las clases
privilegiadas (nobleza y clero), pero con nuevas ideas políticas. Finalmente se
creó una Junta Suprema Central, que dirigió la guerra y organizó el
gobierno de estos territorios. En 1810 la Junta Suprema Central traspasó sus
poderes a un Consejo de Regencia, que actuaba en nombre de Fernando VII
y se estableció en Cádiz, la zona más segura de la Península en aquel momento.
Podemos dividir
esta guerra en varias fases:
A- Victorias de la resistencia española (hasta
noviembre de 1808): la victoria española en Bailén obligó a José I a escapar de
Madrid y refugiarse en el Norte (Vitoria).
B-
De noviembre de 1808 a enero de 1812: Napoleón entra
en España y conquista Madrid (con la ayuda de tropas polacas, que destacaron en
la batalla de Somosierra). En la resistencia se desarrolla la guerrilla popular.
C- A partir de 1812, Napoleón tiene cada vez más
problemas en Europa, y los rebeldes ganan territorios con la ayuda de
Inglaterra y Portugal. Los franceses comienzan a retirarse.
D- A finales de 1813 se firmó el Tratado de Valençay, por el que
Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España. La guerra concluye de
manera oficial.
9.3. LAS CORTES DE CÁDIZ
En la guerra
contra Napoleón, los españoles liberales y los absolutistas combatían juntos
para expulsar a los franceses. Los liberales preparaban las bases para un nuevo
sistema constitucional, y su idea era que, cuando Fernando VII recuperase su
trono, solo tendría que aceptar y aplicar las nuevas leyes elaboradas por
ellos. Pero los absolutistas no iban a aceptar tan fácilmente un nuevo sistema
político...
Cuando se formó
la Junta Suprema Central, para gobernar la parte de España no dominada por
Napoleón, se convocaron unas Cortes que se celebraron en Cádiz en
1810, al ser la única ciudad fuera del dominio francés. No se siguió el modelo
tradicional de cortes, en el que cada estamento (nobleza, clero, pueblo llano)
tenía un voto. Por el contrario, se pretendía que cada persona tuviera un voto,
como se había hecho en la revolución francesa (“una persona, un voto”).
La elección de
los diputados de cada provincia se realizó mediante sufragio universal
masculino, ya que podían votar los varones mayores de 25 años. Sin
embargo, para el sufragio pasivo, es decir, para ser elegido diputado, se
aplicó un sufragio censitario, que significa que solo podían ser
elegidos aquellos ciudadanos con un nivel económico mínimo, que estaban
registrados en un censo electoral. Las Cortes de Cádiz, dominadas por el
sector liberal, fueron el primer episodio de la revolución liberal en la
historia de España. Su objetivo era crear un nuevo modelo de sociedad, sobre
las bases del liberalismo: propiedad privada, libertad económica y eliminación
de los privilegios sociales.
La labor más importante de las Cortes de Cádiz fue la elaboración de la primera Constitución española, la Constitución de 1812, llamada popularmente “la Pepa”, ya que fue promulgada el 19 de marzo, día de San José. Fue el resultado del acuerdo entre liberales y absolutistas, aunque más favorable a los primeros que a los segundos. A los absolutistas solo se les conceden algunas cosas, para que estén “contentos” con esta nueva situación: por ejemplo, el catolicismo como religión oficial. En sus artículos, la Constitución recogía los siguientes planteamientos:
- Soberanía nacional: la autoridad suprema residía en el conjunto de la nación, representada en las Cortes.
- División de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
- Garantía de los derechos fundamentales del individuo: igualdad ante la ley, inviolabilidad del domicilio, etc.
- Catolicismo como religión oficial y única: como decíamos, no se reconoció la libertad de culto, ya que los sectores liberales decidieron hacer una concesión a los más absolutistas, que eran muy sensibles ante esta cuestión.
9.4. LA EMANCIPACIÓN DE AMÉRICA
La emancipación
de los virreinatos americanos fue organizada principalmente por los criollos (descendientes de
españoles, nacidos en América). Los criollos estaban mezclados con indígenas,
negros y otros grupos, pero en general tenían un origen principalmente
peninsular y eran una minoría que concentraba el poder y los cargos políticos
más importantes. No existían leyes para privilegiar a los criollos, pero en la
práctica tenían el control de los puestos más importantes de la administración
y trataban de impedir que otros grupos sociales entraran en ellos.
Las políticas de
los Borbones en el s. XVIII pretendían centralizar el gobierno de América como en
otros territorios de la península (es decir, gobernar todo el imperio “desde
Madrid”, con las mismas leyes para todos los territorios). Y los criollos no
estaban muy contentos con esta idea, como podemos imaginar. Además, a finales
del s. XVIII se eliminó el monopolio comercial entre España y América, y se
permitía el comercio libre. Algunas familias criollas ganaban mucho dinero con
el contrabando inglés, que ofrecía productos más baratos que el comercio
oficial. Al desaparecer el monopolio, el contrabando también desaparecía.
Por el
contrario, el resto de la sociedad hispanoamericana (indios, negros y mestizos)
no se identificaban con el independentismo; y en general estaban en el bando
realista. En México, el bando independentista consiguió atraer a grupos
indígenas y negros a partir de 1811. Pero curiosamente, la independencia de
México llegó en 1821 cuando los antiguos realistas decidieron separarse del
gobierno español en el Trienio Liberal, porque iban a perder sus privilegios.
En la emancipación de América del Sur destacan dos grandes figuras, que se conocen como los “libertadores”:
- José de San Martín, que dirigió las campañas de liberación en el Sur (de Sudamérica).
- Simón Bolívar, líder del movimiento de independencia en el Norte (de Sudamérica).
Desde la derrota
de Trafalgar (1805) la flota española quedó casi aniquilada, lo que dejaba
desprotegida a América. La Guerra de Independencia permitió la emancipación
de los virreinatos americanos. Primero, porque las reformas liberales de las
Cortes de Cádiz hicieron que muchos privilegiados hispanoamericanos escaparan
de las nuevas leyes liberales, con las que perderían sus privilegios. Y
segundo, porque durante la guerra no era posible enviar tropas a América para
luchar. En realidad, las guerras por la emancipación fueron guerras civiles,
entre americanos realistas y americanos independentistas, esencialmente.
En este proceso fueron
muy importantes los cabildos abiertos. El cabildo era el gobierno local
de cada ciudad, con una gran importancia en América, ya que controlaban los
impuestos locales y tenían mucho poder ante el virrey. Podían protestar e
incluso negarse a dar al virrey el dinero exigido, si consideraban que era
demasiado. De hecho, los cabildos disponían de la capacidad de autogobierno en
situaciones de emergencia. Ese fue justamente lo que pasó cuando la guerra
contra Napoleón alteró el sistema político de la Corona española.
Entre 1810 y 1814 tuvo lugar la primera fase de la independencia. En 1814, con la vuelta al trono de Fernando VII, la situación se recuperó en los virreinatos. Pero cuando en 1820 comenzó una nueva revolución liberal (el Trienio Liberal), el resto de los territorios fue cayendo progresivamente. De este modo, al final del reinado de Fernando VII, el antiguo imperio español había quedado limitado a Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

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